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9 de febrero de 2014

EL CONOCIMIENTO DE SI MISMO


"Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría"
 Hermes Trismegisto.
 ¿Qué es el conocimiento de sí mismo?
El conocimiento de uno mismo es la facultad que tenemos de ampliar el nivel de conciencia que poseemos sobre lo que somos y sobre la realidad de la vida en todas sus áreas. De este conocimiento surge el entendimiento, la madurez, la libertad psicológica y la sabiduría.
A diferencia de los conocimientos que recibimos del mundo externo, el autoconocimiento proviene del mundo interno; de las revelaciones que podemos obtener cuando nuestra conciencia se encuentra receptiva en relación a algo. Ya sea interno o externo.
El verdadero entendimiento de la vida no proviene de los conceptos o ideologías que hayamos podido acumular, sino de la comprensión que surge cuando nos conocemos en relación con lo que estamos viviendo.
Debemos tener en cuenta que el ignorante no es el que posee pocos conceptos sobre la vida, sino aquel que no se conoce a sí mismo.
¿Por qué estudiar y practicar el auto conocimiento?
Existen diversas razones que debemos considerar para comprender la importancia de estudiarnos interiormente a través del auto conocimiento.
1. No nos conocemos a sí mismos:
Podemos suponer que nos conocemos a sí mismos porque nos definimos a través de un nombre, un color de piel, un nivel educativo; porque poseemos una profesión, una nacionalidad, o porque nos consideramos partidarios de un grupo religioso, de un partido político o de un club deportivo, etc. Sin embargo este conocimiento es muy precario e incipiente ya que proviene de la contemplación superficial de nuestra realidad humana que en su mayor parte ha sido construida en base a las influencias y a la imitación.
El auto conocimiento nos invita a explorar nuestro mundo interior para que podamos descubrir que más allá de nuestra vida física con cargos,
 responsabilidades y ocupaciones, también tenemos una vida psicológica, emocional y espiritual que se están procesando en mundos invisibles, aquí y ahora, de instante en instante. Esta exploración nos permitirá darnos cuenta que en nuestro interior cargamos con una gran cantidad de nudos y contrariedades que pasan desapercibidos para nuestro conocimiento. La mayoría de problemas que se presentan en nuestra vida tienen su raíz en todos los contenidos de este mundo que desconocemos y son el resultado de procesos psicológicos y emocionales que no comprendemos. Como no conocemos lo interior, tendemos a creer que nuestro bienestar depende exclusivamente de las condiciones que podemos alcanzar en lo exterior y por este motivo nunca dedicamos tiempo a tratar de estudiar y comprender nuestro mundo psicológico que se encuentra en constante confusión y conflicto.
El ser humano vive persiguiendo la realización y el bienestar en el mundo externo sin darse cuenta que permanecerá en incertidumbre, inquietud e infelicidad mientras no haya resuelto los vacíos, fragilidades y gestos de inmadurez que conserva en su interior.
En el mundo es común encontrar personas sobresalientes, competitivas, productivas y de éxito en el campo exterior; pero es muy extraño toparse con individuos despiertos, de amplia comprensión sobre la vida y libres de condicionamientos.
Si aprendemos a conocernos, podremos darnos cuenta que nuestra realidad interior puede ser muy diferente a la que nos caracteriza en el exterior. Dependiendo del mundo desde el cual nos contemplemos a sí mismos nuestros valores y atributos pueden cambiar drásticamente.
En el mundo exterior podemos tener muchas riquezas, propiedades, autos, dinero, etc. mientras en lo interior podemos ser extremadamente pobres. Vivir en ansiedad y vacío.
En lo exterior podemos ser poderosos, reconocidos y habilidosos en algún oficio, mientras en lo interior podemos ser personas frágiles, incapaces, susceptibles y vulnerables.
En el mundo externo podemos lucir un cuerpo bello, esbelto, con rasgos finos y delicados mientras en lo interior podemos ser feos, grotescos y vulgares.
Podemos tener una salud aparentemente estable en lo externo mientras en lo interno podemos padecer por infinidad de traumas, complejos, obsesiones, paranoias, resentimientos y demás enfermedades psicológicas o emocionales.
Cuando uno no se conoce, ignora por completo que en su interior carga con una gran cantidad de contrariedades y deficiencias, y por lo tanto no es consciente de la necesidad que existe de trabajar sobre ellas.
Si comenzamos a conocernos internamente, podremos darnos cuenta que no solo venimos al mundo a nacer, crecer, reproducirnos, ocupar un puesto muchos años, jubilarnos y morir; sino que el verdadero significado de nuestra vida se basa en aprovechar la posibilidad que tenemos de superar las insuficiencias que vamos descubriendo a medida que nos conocemos.
2. Ignoramos que tenemos la conciencia profundamente dormida:
La mayoría de hombres pasan toda su vida sumergidos en un profundo sueño. Sin embargo, lo trágico del asunto no es vivir dormido, sino ignorar el hecho y suponer que se vive despierto y con consciencia de Ser. Si supiéramos que vivimos dormidos, hablamos dormidos, comemos dormidos, trabajamos dormidos, caminamos dormidos, nos relacionamos dormidos, etc. Tal vez, en base a ese conocimiento, comprenderíamos la importancia de despertar.
La mayoría de hombres pasan toda su vida sumergidos en un profundo sueño. Sin embargo, lo trágico del asunto no es vivir dormido, sino ignorar el hecho y suponer que se vive despierto y con consciencia de Ser. Si supiéramos que vivimos dormidos, hablamos dormidos, comemos dormidos, trabajamos dormidos, caminamos dormidos, nos relacionamos dormidos, etc. Tal vez, en base a ese conocimiento, comprenderíamos la importancia de despertar.
Si observáramos nuestro mundo interior por unos momentos,
 podríamos darnos cuenta que todo el tiempo estamos abstraídos e hipnotizados por las proyecciones mentales y emocionales que emitimos involuntariamente en reacción a todo lo que nos rodea. Cada quien vive sumergido en su propia película psicológica desde que se levanta hasta que se acuesta. Difícilmente podemos apreciar la realidad tal como es, porque todo lo interpretamos de acuerdo a los prejuicios, parámetros, dogmas y conceptos que hemos acumulado a lo largo de la vida.
Estamos tan dormidos que nunca vemos las cosas como son, sino de acuerdo a las ideas que nos proyectamos de ellas.
Estamos dormidos porque nuestra conciencia permanece la mayoría del tiempo abstraída en la proyección del pasado y del futuro, motivo por el cual somos insensibles a lo verdadero que se procesa en el momento presente.
Acostumbramos a vivir como robots, reincidiendo siempre en los mismos hábitos psicológicos que nos amargan la vida y que nos hacen cometer una y otra vez los mismos errores.
Si nos conociéramos a sí mismos podríamos percatarnos del estado de inconsciencia en el que vivimos constantemente; lo que nos permitiría comprender la importancia de DESPERTAR.
3. Ignoramos que ignoramos:
Ignoramos que somos ignorantes porque confundimos el verdadero saber con la colección de información subjetiva.
El ser humano puede acumular muchos conocimientos técnicos, estudiar en colegios y universidades, hacer post grados y licenciaturas. Sin embargo continuará siendo un ignorante mientras no se conozca a sí mismo ni haya rescatado la sabiduría de la vida. Recordemos que la sabiduría no es la acumulación de conceptos ni la profundidad intelectual, sino la amplitud del entendimiento de la vida.
Los conocimientos que nos ofrecen las instituciones educativas sólo nos sirven para encajar en el mundo y para cumplir una función en él, pero no nos ayudan a comprender la vida ni a vivir sabiamente.
De nada le sirve al hombre aprender muchas ciencias para vivir de una forma productiva y eficiente si no ha logrado comprender el contenido de sus problemas, sus actitudes, su inmadurez, sus contradicciones, etc. La eficiencia sin amor ni sabiduría es lo que tiene a la humanidad caminando hacia su propia autodestrucción.
La realidad del hombre actual es que no entiende su propia vida, vive con filosofías existenciales prestadas, no sabe como producir los acontecimientos de su existencia conscientemente. Deambula a la deriva, siguiendo e imitando a personas que a su vez siguen e imitan a otras personas. Si tuviéramos un conocimiento legitimo no construiríamos nuestra vida en base a la imitación.
Sin comprensiones individuales acerca de la vida, el ser humano nunca tendrá un criterio autónomo y siempre buscará refugio en los diferentes partidos ideológicos que le ofrecen una guarida para su fragilidad e ignorancia. La ignorancia puede ocultarse detrás de muchas mascaras y apariencias de erudición, pero seguirá siendo ignorancia.
Reconocer la ignorancia es doloroso, pero es el primer paso de la sabiduría. Por eso la base del autoconocimiento es reconocer la propia nadeidad e ignorancia, porque el hecho de suponer que se sabe mucho solo conduce al hombre a asentarse indefinidamente en su nivel de ignorancia.
4. No somos libres
Si nos conociéramos a sí mismos podríamos descubrir las cadenas invisibles que nos atan y entonces seríamos capaces de vislumbrar el significado de la verdadera libertad.
Podemos suponer que somos libres porque tenemos derecho a caminar y a deambular por la tierra; Sin embargo, si conociéramos un poco mejor nuestro mundo interior, podríamos percibir los muros de la cárcel invisible en que permanecemos atrapados. Las supersticiones, manías, prejuicios, creencias, temores, deseos, vanidades, dependencias, vicios, etc. Forman en su conjunto la cárcel interior que nos acompaña a cualquier lugar al que vayamos. Podemos encontrarnos en una isla paradisiaca y sin embargo seguiremos siendo presos de nuestra cárcel interna.
Si el hombre busca constantemente el entretenimiento es para poder fugarse parcialmente de la cárcel interior dónde la vida es amarga, tediosa, repetitiva y difícil.
Lo curioso de este asunto es que muy pocos anhelan la libertad y por el contrario, son muchos los que aman sus cadenas.
La mayoría de personas llaman felicidad a la satisfacción de los diferentes apetitos de los cuales son esclavos. Llaman conocimiento a los conceptos, prejuicios, supersticiones y condicionamientos en los que viven atrapados. Llaman orden a los métodos repetitivos que automatizan la conciencia. Llaman educación a la actuación elegante y protocolaria. Llaman poder adquisitivo a la capacidad de conseguir lujos y accesorios que llevan al hombre a vivir en función de lo innecesario. Consideran que eligen cuando en realidad no pueden mover un dedo si no existe de por medio una promesa de satisfacción o una amenaza de dolor.
Absurdo es pensar en derrocar a los tíranos del mundo exterior, cuando en lo interior continuamos siendo esclavos de nuestros propios condicionamientos. Los países que se consideran soberanos e independientes están poblados por hombres que son esclavos de sí mismos. La libertad exterior siempre será una fábula mientras no se haya conquistado primero la libertad interior.
Mientras no nos conozcamos continuaremos ignorando que somos cautivos de la cárcel interior que nosotros mismos hemos construido.
5. No conocemos el amor:
Una verdad difícil de aceptar es que desconocemos el verdadero significado del amor. La palabra amor se usa deliberadamente para definir muchas cosas y para fundamentar muchos actos que nada tienen que ver con el verdadero amor. Es fácil confundir el amor con infinidad de sentimientos y sensaciones como el placer, el deseo, el apego, los celos, la dependencia, la necesidad, la satisfacción, etc. Damos por sentado que somos conocedores del amor porque tal vez nunca hemos observado a fondo los sentimientos con los que “amamos”, para poder descubrir sus contenidos contradictorios.
Tendemos a suponer que el amor son todos los afectos y emociones que experimentamos hacia un pequeño y selecto número de personas. Sin embargo, si observáramos nuestras actividades afectivas podríamos descubrir que la mayoría de veces están motivadas por alguna clase de interés.
El cariño del ser humano tiende a ser una expresión estratégica para conseguir algo. Cuando la mente es la que produce los gestos de afecto es porque detrás de ellos hay oculta una intención. Entonces, eso que llamamos amor en realidad puede ser un protocolo, un intercambio o un negocio afectivo. Por esa razón, a las personas que más "amamos" es de quienes más esperamos.
El verdadero amor es algo que está más allá de los sentimentalismos románticos y las frases poéticas que se expresan en palabras y no en los hechos.
 Si el hombre realmente conociera el amor no existirían las discriminaciones, guerras, partidos religiosos, rivalidades, injusticias, miseria, etc.
Si el amor fuera el pilar fundamental de nuestras vidas serían innecesarios los ejércitos, las leyes, los códigos civiles y las constituciones.
No hemos aprendido a ponernos en el lugar de los demás y por eso no tenemos aun la capacidad de aplicar la sencilla enseñanza que dice “trata a tus semejantes como quieres ser tratado”
El amor humano tiende a ser una refinada y romántica expresión de egoísmo.
Para liberar el verdadero amor es necesario cuestionar y revalorizar los conceptos contradictorios que hemos desarrollado. Por esta razón, un ser que no está capacitado para conocerse y revalorizarse, tampoco estará capacitado para amar.
Cuando uno no se conoce a sí mismo puede pasar toda su vida confundiendo el amor con muchos sentimientos románticos que en el fondo son mezquinos y egoístas.
                                Misterios del Ser
Jesús Miravalles Gil

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