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21 de diciembre de 2016

APOCATÁSTASÍS

Apocatástasis: la restauración a la condición original (en el hermetismo y en el budismo)Nada se destruye, todo se transforma; pero incluso más allá de esto, todo tarde o temprano retorna a su condición original. ¿Pero cual es la condición original del hombre? Según el hermetismo el hombre es parte del cosmos, que es una deidad secundaria (un animal divino para Platón). El cosmos existe en y tiene su sustento en Dios; el hombre existe en y tiene su sustento en el cosmos. Así el hombre regresará a ser el cosmos en su naturaleza más simple y éste retornará a la divinidad en su estado absoluto. Somos polvo de estrellas, pero las estrellas son polvo divino.
Esta idea de la apocatástasis, palabra griega que significa restitución o restauración a la condición o naturaleza original, aparece en el octavo tratado del Corpus Hermeticum donde se explica que el ser humano realmente no muere y que de hecho es el proceso de restauración lo que mantiene el orden mismo que es la esencia del cosmos. Según el erudito G.S.R Mead la noción hermética de la la apocatástasis viene de la astrología, que hace referencia al momento en el que las posiciones de todos los astros se repiten en el cielo –un reset cósmico– y por lo tanto se efectúa una especie de eterno retorno.
Hermes Trismegisto explica que lo que llamamos muerte es “aniquilación pero nada hay en el cosmos que sea aniquilado. En efecto, el cosmos es un segundo dios y un ser vivo inmortal y es por tanto imposible que muera parte alguna de este viviente inmortal, pues todo lo que existe es parte del cosmos y privilegiadamente el hombre, el ser vivo raciona”. (CH VIII, 1, versión de Xavier Renau Nebot).
Mucho se ha dicho de las fuentes del Corpus Hermeticum y si tiene influencia cristiana, platónica, gnóstica, egipcia e incluso budista o hinduista. Y al parecer las tiene todas aunque las últimas son discutibles. Este concepto de apocatástasis lo defendió notablemente Orígenes, uno de los grandes teólogos de la Iglesia que curiosamente vivió más o menos en la misma época en la que se cree que se escribió la
versión del Corpus Hermeticum que conocemos. Orígenes considera que las almas humanas, siendo la primera manifestación o comunicación del Logos como parte del mundo espiritual, fueron creadas ab aeterno, y por lo tanto deberán de retorna a Dios, que es su perfección.  Así Orígenes mantiene que todos los espíritus regresarán a Dios y serán salvados y glorificados, si bien algunos tendrán que sufrir un fuego purificador. Este es el verdadero sentido del eterno retorno, la apocatástasis, la regeneración del alma, la culminación de la evolución que es siempre un retorno hacia la Causa.
Ahora bien, en este afán de unir las tradiciones y encontrar la unidad que creemos es la realidad esencial del misterio, podemos encontrar un paralelo a esta noción de la apocatástasis en la noción hinduista de la existencia cíclica en la que el universo entero es reabsorbido por Brahma, Vishnu o Shiva, según las diferentes creencias.  El universo entero es digerido y regresa a su condición original que no es más que la conciencia de la deidad ; este proceso llamado pralaya (el estado de descanso o disolución en el que cesa la manifestación) es un eterno proceso –junto con la manifestación o manvantara— que se describe como una inhalación y una exhalación, noche y día.
Quizás algo similar a la apocatástasis se encuentra en el shivaísmo de Cachemira con la noción de anuttara, esto es la reidentificación con Shiva, la conciencia suprema, luz increada que experimenta todas las experiencias. El individuo que realiza anuttara no percibe ya ninguna diferencia entre él mismo y la totalidad del universo, es todas las cosas y existe en un estado de perpetua dicha de conciencia no dual. En cierta manera se restaura su condición original que es Shiva; trasciende la existencia pero a través de la inmanencia.
En el budismo encontramos un
paralelo en el concepto de tathatagarbha, o la naturaleza búdica que es la esencia de todos los seres, según se enseñó en el llamado “tercer giro de la rueda del Dharma”. El budismo mahayana mantiene que la naturaleza original de todos los seres es Buda, es decir la mente despierta que es cognición pura no-dual. Esta naturaleza esencial yace intocada e inmaculada por la vicisitudes e impurezas que produce la ignorancia y el apego a los fenómenos generados. En otras palabras la confusión de creer que somos otra cosa que esta mente despierta e iluminada que es lo que significa el término Buda.”El término budeidad no es más que una etiqueta para referirse al simple reconocimiento de la más pura esencia del ser”, dice el gran maestro del dzogchen Longchen Rabjam. En cierta forma el fruto del sendero es la semilla y la meta es el origen.
Esta restauración de la naturaleza original no es una salvación mesiánica o una intervención divina, no es algo que ocurra en la historia sino es solamente el descubrimiento de lo que siempre ha sido, como descubrir que el Sol siempre estuvo ahí aunque no lo habíamos visto porque las circunstancias particulares hacían que aparecieran unas nubes en el cielo. Dice el maestro budista occidental Traktung Yeshe Dorje: “De la misma manera [como el Sol detrás de las nubes] nuestra naturaleza profunda siempre es divina. No es divina en forma de semilla, como un árbol esperando crecer a partir de una semilla, sino completamente desarrollada, ahora mismo”. Y también, en su libro Original Essence, “No hay tal expulsión del Jardín del Edén. Sólo hay una visión distorsionada que nos impide ver las cosas como son”.

Traktung Yeshe Dorje escribe sobre la apocatástasis desde la perspectiva budista:

Un amigo griego me preguntó. “¿Qué piensas de la idea de Orígenes de la apocatástasis, la cual la Iglesia luego declaró como herejía?” Le contesté: “Un hombre entró en un sueño profundo en el que su pierna fue mutilada por un auto. En el sueño sufrió terriblemente. Al despertar, sintió una enorme alegría al comprobar que tenía su pierna completa y sana declaró ‘¡Bendita sea la reconstitución de mi pierna!’… Así uno puede entender la apocatástasis –la restitución o restauración de la condición original primordial… Tal vez algunos se despiertan del sueño y otros personajes del sueño siguen soñando. Para ellos la pierna está mutilada… y esta sabiduría gnóstica es herejía. La sabiduría siempre será herejía para los ignorantes.  La compasión es entonces la respuesta espontánea de la sabiduría al sufrimiento del sueño”.
                                                                 enlace: cadena áurea
Jesús Miravalles Gil

28 de octubre de 2016

EL SECRETO DEL UDYAT Y LA GLANDULA PINEAL

El ojo de Horus, también llamado Udyat, ha sido un símbolo que aparece en muchas leyendas del antiguo Egipto. El símbolo está repleto de misterios, por un lado posee una fórmula matemática oculta en sus líneas y por otro lado es la representación de la glándula pineal. El udyat ha servido como protección, conexión con las estrellas y símbolo para descubrir lo oculto. ¿Cuáles son los misterios del ojo de Horus? ¿Por qué los illuminati emplean el ojo en toda su simbología?
                                                     enlace:  granmisterio.org
Jesús Miravalles Gil
                                            

16 de marzo de 2016

HERMES - 1 - 2

                                                             HERMES - 1
 La raza negra que sucedió a la raza roja austral en la dominación del mundo, hizo del alto Egipto su principal santuario. El nombre de Hermes Coth, ese misterioso y primer iniciador del Egipto es las doctrinas sagradas, se relaciona sin duda con la primera y pacífica mezcla de la raza blanca y de la raza negra en las regiones de la Etiopia y del Alto Egipto, largo tiempo antes de la época aria. Hermes es un nombre genérico como Manú y Buddha pues designa a la vez un hombre, a una casta y a un Dios. Como hombre Hermes es el primero, el gran iniciador del Egipto; como casta, es el sacerdocio depositario de las tradiciones ocultas; como Dios, es el planeta Mercurio, asimilado con su esfera a una categoría de espíritus, de iniciadores divinos; en una palabra; Hermes preside la región Supra-terrena de la iniciación celeste. En la economía espiritual del mundo, todas esas cosas están ligadas por secretas afinaciones como por un hilo invisible. El nombre de Hermes es un talismán que las resume, un sonido mágico que las evoca. De ahí su prestigio. Los griegos, discípulos de los egipcios, le llamaron Hermes Trismegisto a tres veces grande, porque era considerado como rey, legislador y sacerdote. Él caracteriza a una época en que el sacerdocio, la magistratura y la monarquía se encontraban reunidos en un solo cuerpo gobernante. La cronología egipcia de Manetón llama a esa época el reino de los dioses. No había entonces ni papiros ni escritura fonética, pero la ideografía existía ya; la ciencia del sacerdocio estaba inscrita en jeroglíficos sobre las columnas y los muros d las criptas. Considerablemente aumentada, pasó más tarde a las bibliotecas de los templos. Los egipcios atribuían a Hermes cuarenta y dos libros sobre la ciencia oculta. El libro griego conocido por el nombre de Hermes Trismegisto encierra ciertamente restos alterados, pero infinitamente preciosos, de la antigua teogonía, que es como la fiat lux de donde Moisés y Orfeo recibieron sus primeros rayos. La doctrina del Fuego Principio y del Verbo Luz, encerrada en la Visión de Hermes, será como la cúspide y el centro de la iniciación egipcia.
                                                           HERMES - 2
Trataremos ahora de encontrar esta visión de los maestros, en rosa mística que se abre en la noche del santuario y en el arcano de las grandes religiones. Ciertas palabras de Hermes, impregnadas de sabiduría antigua, son propias para prepararnos a ello. “Ninguno de nuestros pensamientos –dice a sus discípulo Asclepios- puede concebir a Dios, ni lengua alguna puede definirle. Lo que es incorpóreo, invisible, sin forma, no puede ser percibido por nuestros sentidos; lo que es eterno, no puede ser medido por la corta regla del tiempo; Dios es, pues, inefable, Dios puede, es verdad, comunicar a algunos elegidos la facultad de levarse sobre as cosas naturales para percibir alguna radiación de su perfección suprema; pero estos elegidos no encuentran palabra para traducir en lenguaje vulgar la Visión inmaterial que le ha hecho estremecer. Ellos pueden explicar a la humanidad las causas secundarias de las creaciones que pasan bajo sus ojos como imágenes de la vida universal, pero la causa primera queda velada y no llegaríamos a comprenderla más que atravesando la muerte.” Así hablaba Hermes del Dios desconocido, en el pórtico de las criptas. Los discípulos que penetraban con él en sus profundidades, aprendían a conocerle como ser viviente.
El libro habla de su muerte como la partida de un dios. “Hermes vio el conjunto de las cosas, y habiendo visto, comprendió, y habiendo comprendido, tenía el poder de manifestar y de revelar. Lo que pensó lo escribió; lo que ocultó en gran parte, callándose con prudencia y hablando a la vez, a fin de que toda la duración del mundo por venir buscase esas cosas. Y así, habiendo ordenado a los dioses sus hermanos que le sirvieran de cortejo, subió a las estrellas.”
Abrid los ojos hacia vosotros mismos y mirad en el infinito del espacio y el tiempo.
Oiréis que allí vuelven a resonar el canto de los astros, la voz de los números y la armonía de las esferas.
Cada sol es un pensamiento de dios y cada planeta una forma de ese pensamiento, y es para conocer el pensamiento divino que vosotras almas descenderéis y remontareis penosamente el camino de los siete planetas y de los siete cielos suyos.
HERMES TRISMEGISTO
                                            http://contacto-elalma.tumblr.com/
Jesús Miravalles Gil

7 de enero de 2016

EL HOMBRE, EL MICROCOSMOS DEL UNIVERSO

UNA INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA DEL MICROCOSMOS, IMÁGENES Y CITAS QUE MUESTRAN QUE EL HOMBRE ES EL ESPEJO DEL COSMOS Y QUE SU ANATOMÍA ES UNA ESPECIE DE TEMPLO PARA ESTABLECER UNA RECONEXIÓN CON LA DIVINIDAD.
Sería pues necesario que al participar este todo en un mismo sentimiento y un mismo espíritu sus miembros se correspondieran entre sí, como miembros que vienen a ser de una misma totalidad.
                                                       Sinesío         
Los filósofos antiguos atisbaron una serie de correspondencias entre el cuerpo humano y el universo. Esta relación está en el origen de todo conocimiento esotérico y es en cierta forma un mapa de reconexión o un esquema anagógico (a la vez que analógico), que permite al hombre unirse con la divinidad entrando en ritmo y consonancia con este orden. La idea que se deriva del sistema de correspondencias es que el hombre contiene en su interior el mismo arquetipo que el universo entero y por lo tanto si logra conocerse a sí mismo podrá conocer a Dios, como los místicos han dicho, parafraseando la famosa frase inscrita en el oráculo de Delfos. Decía Paracelso que habían tres libros sagrados: la Biblia, el cuerpo del hombre y el cosmos.
El origen de las correspondencias, esa madeja de hebras luminosas que todo lo abarcan, según la tradición hermética viene de Egipto, donde se dice que existían dos columna o pilares en los que Thot (Hermes, egipcio) había escrito esta sabiduría primordial, antediluviana, la cual habría sido custodiada por lossacerdotes. Según Jámblico en sus Misterios egipcios, Pitágoras y Platón estudiaron las estelas egipcias en el templo de Sais (posiblemente Seth). La fuente principal que la tradición recoge es el texto atribuido a Maneto, el Libro de Sothis (o Libro de Sirio). Maneto fue un sacerdote egipcio, y el texto en cuestión fue citado por el monje Jorge Sincelo, pero ha desaparecido. La mayoría de los investigadores modernos consideran que es apócrifo, algunos investigadores esotéricos, como G. S. Mead, sin embargo, consideran que tiene bases sustanciales. Se dice ahí que Thot (el primer Hermes) inscribió una estela con sus conocimientos en jeroglíficos –para preservar la tradición ante un cataclismo– que luego fueron traducidos. Este sería también el origen remoto de la famosa Tabla Esmeralda delCorpus Hermeticum.
Las expresiones más detalladas, y por momentos abrumadoras, de las correspondencias, seguramente las podemos encontrar en la India de los Vedas, con sus elaborados sacrificios en los que cada elemento corresponde a otro en una red vertiginosa de analogías. El fuego, el soma, el ghee, el poste central, el caballo, todos estos elementos no sólo están conectados con partes del cuerpo, planetas y con divinidades sino que son también un teatro vivo de memoria que narra acciones distantes en los mundos celestes. La otra gran demostración de una intrincada manifestación de correspondencias la podemos encontrar entre los cabalistas y los alquimistas. Los primeros, al buscar la creación del golem, crean un monumental edificio de correspondencias siguiendo el principio de que el universo entero fue construido con las 22 letras hebreas: las permutaciones de estas letras en correspondencia con los días de la semana, las 10 emanaciones, las partes del cuerpo, los astros y otros elementos, constituyen un sistema de meditación que es a la vez una especie de plano arquitectónico para construir un templo invisible. Los segundos, para conseguir la piedra filosofal, vinculan los siete metales con los siete planetas y con las siete etapas de la gran obra y de aquí se desprende una serie de correspondencias también con toda la fauna y flora conocida e imaginaria, haciendo una medicina espagírica de la naturaleza, también llamada agricultura celestial. Ambos, el golem y la piedra filosofal, son símbolos de un cuerpo espiritual, de una nave psíquica para alcanzar un nuevo estadio de conciencia y acercarse a la divinidad. Tanto la alquimia como la cábala utilizan el sistema astrológico, cuyos orígenes algunos sitúan en Babilonia, pero que su verdadera raíz es desconocida y seguramente más antigua.
Dice Borges sobre la cábala:
La idea del Ser eterno que siempre ha tenido esas 10 emanaciones es de difícil comprensión. Esas 10 emanaciones emanan una de otra. El texto nos dice que corresponden a los dedos de la mano. La primera emanación se llama la Corona y es comparable a un rayo de luz que surge del Ein Sof, un rayo de luz que no lo disminuye, un ser ilimitado al que no se puede disminuir. De la Corona surge otra emanación, de ésa, otra, de ésa, otra, y así hasta completar 10. Cada emanación es tripartita. Una de las tres partes es aquella por la cual se comunica con el Ser Superior; otra, la central, es la esencial; otra, la que le sirve para comunicarse con la emanación inferior.
Las 10 emanaciones forman un hombre que se llama el Adam Kadmon, el Hombre Arquetipo. Ese hombre está en el cielo y nosotros somos su reflejo. Ese hombre, de esas 10 emanaciones, emana un mundo, emana otro, hasta cuatro…
Aryeh Kaplan en su traducción del Sefer Yetzirah (p.193) nos dice que existen 1021 posibles permutaciones de las letras del alfabeto hebreo, “un número cercano al número total de estrellas totales en el universo… así que a partir de las permutaciones del alfabeto, un nombre puede ser formado para cada estrella del universo. Esto en concordancia con la enseñanza de que cada estrella tiene un nombre individual”. Kaplan también menciona: “los comentarios señalan que los ángeles son como almas para las estrellas… y esto también significa que las estrellas y los planetas son como los ‘cuerpos’ de estos planetas’”. Así tenemos esta idea de la correspondencia entre el hombre y las estrellas y los ángeles; Platón en el Timeo menciona también que cada alma está asociada a una estrella.
Manly P. Hall en su libro La filosofía de la astrología nos introduce a la visión del microcosmos de Paracelso:
En palabras de Paracelso: “Hay una estrella en el hombre por cada estrella en el cielo”. Y porque hay una estrella en su interior, el hombre puede encontrar su contraparte en el universo; y porque tiene esta estrella en su propia alma, el hombre puede entender y fusionar sus energías racionales y emocionales con las más distantes en los cielos. No puede haber entendimiento entre disímiles. El hombre sólo puede entender lo que él mismo es. Es porque él es todas las cosas que a fin de cuentas puede entender todas las cosas. Este es el gran misterio que enseñaban en los antiguos templos. Es por esta sublime verdad que el ser humano tiene un potencial ilimitado, y contiene en sí mismo la posibilidad de crecer y saber todo. 
En el budismo podemos encontrar una interpretación distinta de las correspondencias en el concepto de pattica samuppada (la originación dependiente) y en la metáfora del collar de Indra, utilizada en el budismo hua-yen para explicar este mismo concepto. Se dice que quien percibe la originación dependiente ve el Dharma (la ley, la verdad). La idea de la originación dependiente es un tanto compleja pero en resumidas cuentas sostiene que todas las cosas y todos los fenómenos dependen el uno del otro y por lo tanto no tienen una realidad independiente. Todas las cosas dependen la una de la otra y si siguiéramos esta cadena hasta su última causa arribaríamos a la nada o al vacío. La realidad es entonces el vacío mismo o el cuerpo del Dharma, el dharmakaya, que está ligado a su vez con el estado de nirvana y aquello que no ha nacido ni morirá, aquello que es perpetuo devenir. El santo budista Nagarjuna dice que este cuerpo iluminado, también llamado dharmadatu, emerge cuando se purifican todas las aflicciones y los compuestos: es como la mantequilla en la leche que no vemos hasta que no se purifica. Podemos agregar, con una licencia poética que podría ser imprecisa dogmáticamente, que ese cuerpo purificado, ese ghee medular, es la totalidad del universo integrada en la unidad de la conciencia.
Así se describe el famoso collar de Indra:
Lejos en la mansión celestial del gran dios Indra hay una fabulosa red que ha sido colgada por un astuto artífice de tal manera que se extiende infinitamente en todas direcciones. En sintonía con los gustos extravagantes de las deidades, el artífice ha colgado una joya resplandeciente en cada “ojo” de la red, y como la red es en sí misma infinita en dimensión, las joyas son infinitas en número. Ahí cuelgan las joyas brillando como estrellas de primera magnitud, una suprema visión que sostener. Si seleccionamos arbitrariamente una de estas joyas para inspeccionar y la analizamos de cerca, descubriremos que en su superficie azogada se reflejan todas las demás joyas de la red, infinitas en número. No sólo eso, sino que cada una de las joyas reflejadas en esta joya también está reflejando todas las otras joyas, así que hay un número infinito de procesos de reflejo ocurriendo.
Por último tenemos a la física moderna, que ha encontrado una extraña propiedad en la naturaleza básica de la materia: el entrelazamiento cuántico. Esta propiedad, considerada como una aberración fantasmagórica por Einstein, describe la conexión instantánea que existe entre dos partículas que han entrado en contacto entre sí, no obstante la distancia (una definición muy parecida a la de la magia simpática de James Frazer). El entrelazamiento cuántico sugiere que el universo es no-local, es decir todas las regiones del espacio dependen la una de la otra, lo cual significa un principio intrínseco de inseparabilidad. Según el físico Mark Van Raamsdonk: “El espacio-tiempo es sólo una imagen geométrica de cómo un sistema cuántico se entrelaza”. 
Todas estas ideas, uno conjetura, apuntan desde distintos frentes a la unidad indivisible de la realidad, todas revelan que la multiplicidad y la inconexión son meros juegos de apariencias e ilusiones. Como si observáramos el resplandor de una vela en una casa de espejos multiplicada en miles de reflejos y, sin embargo, es una única luz la que produce todos los reflejos.
                                                        Twitter del autor: @alepholo
Jesús Miravalles Gil