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15 de febrero de 2011

EL POIMANDRES

El Poimandres
1Un día que había comenzado a meditar sobre los seres, y que mi pensamiento volaba en las alturas mientras mis sentidos corporales estaban atados como les ocurre a aquellos a los que vence un pesado sueño traído por exceso de alimento o por una gran fatiga del cuerpo, me pareció que ante mí se aparecía un ser inmenso, más allá de cualquier medida definible que, llamándome por mi nombre, me dijo: - ¿Qué es lo que quieres oír y ver, y aprender y conocer por el entendimiento? 
2 - ¿Quién eres?, le pregunté. - Yo soy Poimandrés, respondió, el Noûs (La Mente) de la Soberaneidad Absoluta. Sé lo que quieres y estoy contigo dondequiera.
3 Y yo dije: - Quiero ser instruido sobre los seres, comprender su naturaleza, conocer a Dios. ¡Cómo deseo saber!, dije. A su vez, me respondió: - Guarda bien en tu mente todo lo que quieres aprender y yo te enseñaré.  
4 Con estas palabras transformó su apariencia y todo se desveló instantáneamente ante mí, y contemplé una visión sin límites, todo vuelto luz, serena y alegre, y habiéndola visto, me quedé enamorado de ella. Y poco después, sobrevino una oscuridad terrorífica y sombría, que se dirigió hacia abajo enrollándose en espirales tortuosas, semejante a una serpiente según me pareció. Luego esta oscuridad se convirtió en una especie de naturaleza acuosa, agitada de una manera indecible, que exhalaba un humo como el que sale del fuego, y producía una especie de sonido, un gemido indescriptible. Después brotaba de ella la llamada de un grito inarticulado, tal que yo lo comparaba con el sonido del fuego, (El fuego de la Zarza de Moisés)
5 Al mismo tiempo que, saliendo de la luz, el Verbo santo vino a abrazar la Naturaleza, y un Fuego sin mezcla se lanzó fuera de la naturaleza acuosa hacia lo alto, hacia la región sublime; era ligero y vivo, y activo al mismo tiempo; y el Aire, siendo ligero [también], siguió al soplo ígneo, elevándose hacia el Fuego a partir de la Tierra y el Agua, de manera que parecía suspendido del Fuego. La Tierra y el Agua permanecían en su lugar, ambas íntimamente mezcladas entre sí, tanto, que no se distinguían: y eran incesantemente movidas bajo la acción del soplo del Verbo que se encontraba por encima de ellas, según el oído percibía. 
6 Entonces Poimandrés dice: - ¿Has comprendido lo que significa esta visión?, y yo: - Lo sabré. - Y él dice: esta luz soy yo,*1 Noûs, tu Dios, aquél que es antes de la naturaleza acuosa que se ha manifestado de la oscuridad*. En cuanto al Verbo luminoso salido del Noûs, es el hijo de Dios*2. - ¿Qué?, dije. - Aprende lo que quiero decirte de este modo: lo que en ti mira y comprende es el Verbo del Señor, y tu Noûs es Dios Padre; no están separados uno del otro, pues en su unión consiste la vida. - Te doy las gracias, dije. - Pues entonces fija tu espíritu en la luz y aprende a conocer esto. 
7 Con estas palabras él me miró de frente largo tiempo, tanto que temblé ante su aspecto. Después, cuando volvió a levantar su cabeza, yo vi en mi Noûs la luz, consistente en un número incalculable de Potencias que se tornaban un mundo sin límites, mientras el Fuego era envuelto por una fuerza todopoderosa y así, firmemente contenido, había fijado su posición. Esto fue lo que discerní en esta visión, animado por la palabra de Poimandrés (El buen Pastor).
8 Como sin embargo, estaba completamente fuera de mí, él me dijo nuevamente: - Has visto en el Noûs la forma Arquetípica, el pre principio anterior al comienzo sin fin; así me habló Poimandrés. - Ahora bien, ¿de dónde han surgido los elementos de la naturaleza?, dije. El respondió: - De la Voluntad de Dios, que, habiendo recibido en ella el Verbo y habiendo visto el hermoso mundo arquetípico, lo imitó, quedando modelada en un cosmos según sus propios elementos y su progenie, las almas (primera manifestación creativa de Dios) 
9 Pero el Noûs Dios, siendo andrógino, existiendo como vida y luz, procreó con su palabra un segundo Noûs demiurgo que, siendo dios del fuego y del aliento vital, moldeó Regentes, siete en número, que envuelven en sus círculos al mundo sensible; y su gobierno es llamado el Destino.  (Parece estar hablando de la segunda persona de la trinidad cristiana; El Hijo, El Verbo, El logos de Juan Evangelista).
UN GENESIS DETALLADO. 
10 Inmediatamente el Verbo de Dios se elevó fuera de los elementos que pesan hacia abajo, y se lanzó hacia esa pura región de la naturaleza que acababa de ser formada, se unió al Noûs demiurgo (pues era de la misma esencia) y, a causa de ello, los elementos inferiores de la naturaleza fueron abandonados a sí mismos desprovistos de razón, para no ser ya sino simple materia.  11 Sin embargo, el Noûs demiurgo, conjuntamente con el Verbo, conteniendo los círculos y haciéndolos girar con un zumbido, puso así en marcha el movimiento circular de sus criaturas, permitiéndoles cumplir su revolución desde un comienzo indeterminado hasta un fin ilimitado, pues él comienza donde se acaba. Y esta rotación de los círculos, (Los planetas) según el querer del Noûs, produjo, sacándolos de los elementos que pesan hacia lo bajo, animales sin razón (pues ya no retenían el Verbo en ellos), el aire produjo volátiles y el agua animales acuáticos. La tierra y el agua habían sido separadas una de otra*4, según el querer del Noûs, y la tierra hizo salir de su propio seno los animales que retenía en sí, cuadrúpedos y reptiles, bestias salvajes y domésticas.

Jesús Miravalles Gil

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